La desigualdad es parte de la naturaleza del hombre. Nadie es igual a otro. La igualdad es repugnante. Pero ¿acaso no es en los colegios y universidades en donde se nos enseña que es un problema y que hay que combatirla?

Al no cuestionamos estos conceptos, podemos andar por la vida, repitiendo como estúpidos consignas echas que apuntan directo a la emocionalidad.

Así, vemos como hoy en día, la cultura del victimismo se ha extendido, sobre todo en la juventud y en ciertas “minorías” que buscan obtener privilegios por sobre otros en nombre de la tan famosa igualdad.

Ridículo ¿no?

Bien, te explicaré por qué, considero que la desigualdad en sí no es un problema y que además, quien anda por ahí, propagando estas ideas o es un ignorante o simplemente es alguien torcido de la cabeza.

Adoctrinamiento.

Me temo que la mayoría no se cuestiona estas ideas, simplemente las asume de tanto escucharlas, como te decía, en el colegio y principalmente en la universidad. Es que esta última, ya no es un lugar en donde prevalezca el debate y el libre pensamiento.

Si no piensas igual que cierto grupo, te excluyen, incluso te pueden agredir físicamente y puedes ser tratado, con toda liviandad de “fascista”.

Vemos como la universidad, tampoco es un lugar para el cuestionamiento de ideas. Aunque, superficialmente parezca que sí.

Los medios de comunicación masiva también, hacen su generoso aporte en meter en las mentes de las personas ideas que en la practica traen miseria y muerte.

Pero ¿qué buscan los líderes de estas causas, que aparentan buenas intensiones?

Nada más que privilegios y poder. Claro está, a costa de los demás. En realidad, a costa de la libertad de los demás.

En nombre de la igualdad, estos tipos buscan posiciones de más poder, más privilegios.

Es que como en “Rebelión en la Granja” de Orwell “todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros”.

El Profesor Jordan Peterson y Ben Shapiro, te explica cómo el adoctrinamiento se ha tomado las universidades de E.E.U.U. y del mundo Occidental.

La desigualdad es parte de nuestra naturaleza y es deseable.

Es que ni dos gotas de agua son exactamente iguales. Nadie es igual a otro. Lo vemos en nuestra biología, lo vemos en nuestra psicología, todos tenemos rasgos de carácter y personalidad diferentes.

Todos tenemos ambiciones diferentes y no me refiero solamente a las económicas. Mira a los que te rodean y verás que no hay nadie exactamente igual a otros.

Los pueden haber parecidos en ciertos aspectos, pero cada uno tiene sus propias particularidades.

¿Cómo sería la vida, si todos fuésemos iguales?… Deprimente… En realidad peor que eso.

Es gracias a la desigualdad inherente al ser humano, que hemos logrado progresos en tan diversos ámbitos.

La vida toma color, forma y esperanza cuando cada uno expresa su individualidad.

En mayor o menor medida, todos tenemos algo que entregar al mundo.

La desigualdad económica.

Hay quienes alegan que el problema surge cuando, la desigualdad es de tipo material o económica. Sencillamente, esto es la racionalización de los más bajos instintos.

Cuando se trata de este tipo de desigualdad, no necesariamente va a constituir un problema. Si esta, es producto de hacerlo a costas de otros, por supuesto que sí. Como cuando un estafador se enriquece, precisamente engañando a los que estafa.

O cuando una persona o grupo consigue que se legisle de manera especial para ellos, para así tener privilegios, aún haciendo pagar los costos a los otros.

Pero cuando los principios que rigen a la sociedad son la Libertad y el Estado de Derecho, pues, no va a constituir un problema.

Cuando hay libertad, lo natural es que se expresen las individualidades y con ello haya una inherente desigualdad.

En el capitalismo, pese a las diferencias que puedan haber (desigualdades), las condiciones de vida son mucho mejor, incluidas las de las personas de menores ingresos, que en los países donde predomina un mayor estatismo e intervencionismo.

Revisa esta publicación, en donde te muestra que en las economías más libres, existe una mayor esperanza de vida, menos pobreza y mejor democracia.

Las oportunidades.

¿Deberíamos propender a tener todos igualdad de oportunidades?

Más bien, por qué habríamos de tener todos las mismas oportunidades. Es que, todos somos diferentes, y por lo tanto, diferentes sueños, aspiraciones, metas que cumplir.

Pero también, tenemos diferentes capacidades, ya sea intelectuales, cuán estamos dispuestos a esforzarnos por lograr lo que nos proponemos, hasta la suerte puede incidir.

En la practica es solo otro dicho más de esos que suenan bien.

Y en la practica es impracticable.

Lo que si es más deseable es que propendamos a que haya la mayor cantidad de oportunidades posibles para todos.

¿Qué es más importante para tí, libertad o igualdad?

Cuando existe un grado alto de libertad en una sociedad, esta por lo general, se crean las condiciones para haya abundancia de oportunidades.

Todas las diferencias o individualidades que existen, hace que sea algo absurdo, plantearse que debería existir algo así como igualdad de oportunidades.

¿Por qué, alguien que está dispuesto a esforzarse de manera obsesiva por lograr lo que se propuso y es disciplinado y tiene las capacidades para llegar lejos, de manera coactiva se le quite oportunidades en pos de darle a otro que ni tiene las capacidades, ni está dispuesto a trabajar duro por lograr eso que quiere?

Se nos pinta que la diferencia de oportunidades es algo injusto. Pero en la sociedad libre esto no es así. De hecho, lo injusto es que todos tengan las mismas oportunidades.

¿Qué prefieres? que todos sean pobres pero iguales o que todos tengan abundancia pero tremendamente desiguales.

En mi caso, prefiero que cada vez más personas tengan cada vez más riquezas, aunque, sean muy desiguales entre sí, a que seamos todos pobres pero vivamos el “paraíso de la igualdad” (pocas cosas más repugnantes que eso).

Y ten en claro que la igualdad siempre empuja hacia abajo. No hacia arriba.

No todos pueden llegar al nivel Messi o Cristiano Ronaldo, por mucho que se esfuercen (es más, la mayoría ni siquiera van a estar dispuestos a trabajar duro). Entonces, lo único que queda en reducir el nivel al más bajo.

Esto mismo ocurre en lo económico. Experiencias a nivel mundial tienes varios. (Venezuela es el más actual).

En nombre de la igualdad y justicia social se han cometido los mayores crímenes.

Cuántos millones de vidas se han perdido por ideologías perversas… Cada vez que se ha buscado la igualdad, sobre todo la de tipo material, se termina en tiranías que han sumido en la miseria a millones y cobrado la vida de tantos otros.

Lo vimos con la revolución bolchevique y lo que fue la Unión Soviética. Lo vimos con el régimen nazi, lo hemos visto lamentablemente cuando el totalitarismo se toma países, como Cuba y Venezuela.

Realmente ¿es sensato seguir pretendiendo echar por la borda nuestras libertades por simplemente tener igualdad?

Acaso quienes proclaman la igualdad no apelan a emociones indeseables, pero que se ven justificadas cuando se las hace consignas y se las desparrama en la masa…

Una única igualdad.

Existe un tipo de igualdad, que realmente es un avance civilizatorio. Se trata del principio de igualdad ante la ley.

En resumen, es que existen las mismas reglas para todos. Y lo que es más importante, es que todos estamos obligados a cumplirlas.

Es como un partido de fútbol, todos jugamos con las mismas reglas, pero de ahí, cada cual se desempeña de mejor o peor forma.

No por ser Cristiano Ronaldo, se le va a aplicar una reglamentación diferente.

A todos se nos aplican las mismas reglas sin privilegios para grupos específicos.

Eso es deseable. Pero, de manera similar al fútbol, cada uno podrá destacarse de acuerdo a su talento, disciplina, trabajo duro y hasta la suerte.

La libertad.

En lo personal prefiero mil veces la libertad antes que ser más igual o que haya más igualdad. Prefiero más prosperidad a que haya más igualdad.

Es evidente… Es cosa de miranos unos a otros y ver la individualidad de cada uno. Por tanto, querer la igualdad es realmente retorcido.

En definitiva, en una sociedad libre, producto de esa libertad podemos tender a ser más iguales (aunque puede ser menos probable) o podemos tender a ser más desiguales, pero lo importante no es ser más o menos iguales. Sino la libertad misma.

Entonces, la desigualdad en sí, no es un problema. Pero si hay algo que es realmente atentatorio contra el hombre, eso es que se reduzcan sus libertades.

Te dejo con una charla que dio Axel Kaiser en México.

Será hasta una próxima oportunidad,

Damián Cáceres.