Para ser un líder se necesita actitud de responsabilidad. Nadie que acostumbre a rehuir de esta puede llamarse líder. De hecho, para líderes de alto nivel, esta actitud la llevan al extremo.
Diría que es parte de la proactividad. Es ocuparse para hacer todo lo posible por cumplir la misión que se ha o le han impuesto.
Todo lo que puede hacerse para lograr algo, debe hacerse.
Damián Cáceres.
Ser un ejemplo a seguir es parte del liderazgo, pero ¿cómo ser un líder, si constantemente evadimos la responsabilidad por nuestra vida y por la de los demás que pudiéramos tener a nuestro cargo?
Existe algo que he ido aprendiendo con el tiempo, sobre todo porque, he sido de esos que no ha querido aceptar que debo aceptar la completa responsabilidad por lo que quiero lograr en la vida…
La queja no conduce a nada.
No todos pasamos por las mismas situación ni empezamos en el mismo lugar. Todos somos únicos y nuestras circunstancias también lo son.
Entonces, quejarse por la situación en la que nos encontramos es una completa pérdida de tiempo.
Mejor es ponerse en acción y tomar lo que queremos.
En algún momento de mi vida, me he quejado, por la situación en la que me he encontrado, como no tener el dinero suficiente para cubrir mis gastos, o porque, no tenía las condiciones materiales ideales para poder desarrollar las actividades que a mi me importaban.
Lo peor, es que he sido yo el que me llevé a esa situación.
No es algo que me enorgullezca decirlo, pero he aprendido que no consigo nada teniendo esta actitud de queja.
Existe todo un mundo de posibilidades a donde uno puede llegar, si se dispone a superar la situación por la que se está pasando (por lo menos, en una gran cantidad de casos). Más aún, la falta de dinero.
Es mucho mejor, ponerse a planear las acciones a tomar para salir adelante en la vida y ponerse a ejecutar.
La actitud de responsabilidad implica asumir que está en mi control el poder salir adelante en la vida.
Esta actitud llevada al extremo, puede hacer que nos responsabilicemos más allá de lo que realmente nos corresponde. Pero tener esta actitud, hará mucho más por uno que no tenerla.
Pongamos un ejemplo. Supongamos que eres un emprendedor y en tu país, de un momento a otro cambian la legislación a tal punto que esto te termina afectando en una caída no solo de las ventas, sino que de los beneficios.
Esto en realidad no es toda tu responsabilidad. Y de hecho, no te haz quedado sin hacer nada y te reuniste con otros emprendedores para que el cambio de legislación no se realizara o que si se hiciera, tenga el menor impacto para las pymes.
Bien, el cambio se hizo igual, sin ninguna consideración a los emprendedores.
Hasta ahí, se puede decir que ya no es tu responsabilidad si las cosas en tu o tus negocios van a peor.
La actitud de responsabilidad extrema implica, incluso ir más allá. Es reconocer qué es lo que está bajo tu control y que no.
Entonces, puedes decidir que tu negocio pase a digital y buscar un lugar más amigable con los emprendedores.
Puedes ahora vender tus conocimientos en tu área específica como consultor a través, de Internet.
La actitud de responsabilidad extrema, requiere de proactividad.
Ser proactivo.
Para ser un líder, considero que necesitamos, tener una dosis alta de proactividad. Que no solamente es adelantarse a lo que se va a necesitar.
Es aplicar el liderazgo a uno mismo y tener una visión e ir por ella sin esperar que alguien te lo diga (probablemente, nadie te lo dirá).
Ser proactivo es no ser reactivo. Si nos la pasamos reaccionando a todo lo que nos ocurre y no tomamos la iniciativa, difícilmente vamos ser líderes y desarrollar una actitud de responsabilidad extrema.
No digo que en ciertas situaciones, lo que motiva nuestra acción sea precisamente la o las circunstancias que nos rodean.
Una situación de precariedad nos puede motivar a salir adelante.
El punto está, en tener el control sobre nuestras emociones. Podemos tener una emoción que tira para arriba y esta bien siempre y cuando no nos controle. También, podemos tener emociones que tiren para abajo, y aquí se hace necesario, no dejarse guiar por esta.
Para ponerlo en términos más simples, supongamos que quieres ponerte en forma. Ese es tu objetivo y ser proactivo es ponerte a entrenar, independiente que tengas ganas o no, que haga frío o calor, que el clima esté esplendoroso o esté lloviendo.
Para ser responsable, es necesario ser proactivo.
El valor de la responsabilidad extrema.
Tener esta actitud, nos puede llevar lejos en la vida. Aunque sería ingenuo de nuestra parte creer que tenemos el control de todo y que además, somos responsable de absolutamente todo lo que nos ocurre (vivimos en un mundo complejo en donde existen múltiples variables que pueden afectar nuestros resultados).
Aunque llevar esta actitud ante la vida nos dará cierta ventaja frente a otros y nos ayudará a ir un poco más lejos de lo que llegaríamos sin esta actitud.
Que no se puede ir al gym a ejercitarse porque, están cerrados por la pandemia, pues entreno en casa.
Que no puedo ir al parque, a correr y no dispongo de una trotadora en casa. Pues me pongo a hacer burpees como loco.
Que no tengo una cámara profesional para grabar videos para mi canal en Youtube ¿Cuál es el problema amigo? Saca tu teléfono inteligente que seguro que tiene una cámara en HD.
¿Me dices que no cuentas con un móvil con cámara decente? Entonces, consíguela, busca la forma de solucionarlo, tal vez, lo mejor es que solo grabes audios y edites con imágenes que puedes sacar de manera gratuita de cualquier banco de imágenes y videos. O puede ser buen momento para iniciar tu podcast.
Las excusas no son válida para un líder. Escabullirse la responsabilidad puede ser algo bastante fácil y de gratificación instantánea. Te lo digo por experiencia propia.
Pero, los resultados que vas a conseguir con esta actitud son mediocres.
Y si eres de esos que buscar ir más allá de solamente ser uno más, entonces la actitud de responsabilidad es esencial y tiene el potencial de cambiarlo todo en tu vida (en cuanto a los resultados que obtienes).
Vivir una vida acorde a nuestros valores y logrando lo que nos propongamos. Pero para eso deberemos primero tomar la responsabilidad de nuestras propias vidas.
Será hasta una próxima ocasión,
Damián Cáceres.
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